lunes, 7 de agosto de 2017

Troupe de farsantes

Cuando un bebé nace no solo hereda características de mamá y papá, abuelas y abuelos, el bebé también hereda unos cuantos millones de años de existencia y miles de generaciones que lo precedieron. Hereda todos los avances de la humanidad en materia tecnológica, también todos los… ¿avances? ¿De conocimiento, conciencia y conducta humana?, hereda ese ¿avance? ¿En materia de distribución equitativa de las riquezas naturales?, las cuales nos brindan los recursos para simplemente lo básico: refugio, alimento, vestimenta. Todo lo demás ¿Es avance de la especie humana? ¿Es progreso que tan pocos humanos posean más recursos de subsistencia que los muchos que no? y ¿Por qué esos muchos que no, están sometidos por esos pocos? ¿Pueden más los pocos que los muchos?
Hoy, siglo XXI, conozco vecinos que no tienen acceso a esos progresos tecnológicos, no al agua potable, no calefacción, no energía eléctrica, no un refugio digno, no una alimentación equilibrada. La humanidad transita la era de: “vas a tener lo que yo quiero”. Agua, energía eléctrica, calefacción, refugio, alimento para todos los días, esos derechos no te lo van brindar; te van a ofrecer, a precio muy módico, una pantalla con una antena que se coloca en el techo de tu casa, no importa si se llueve o cualquier viento te lo vuela, también vas a tener un aparatito pequeño con el cual te van a sujetar definitivamente; también conozco vecinos que me paran por la calle, me alcanzan su teléfono móvil y me piden que por favor les lea un mensaje que les llegó, porque ellos no saben leer ni escribir; tampoco te van a dar conocimientos, ni recursos que te permitan pensar y ser libre. Esa palpable realidad de absoluta inequidad también la hereda el bebé, nazca donde nazca. En esta era y en este tour se ha agregado un nuevo individuo, por estos días esta troupe ha llegado a mi pueblo, como tantísimas veces, con sus carromatos alta gama, música y anuncios corroídos, con innumerables regalos y su inagotable dialéctica pobre en contenido, dialéctica ya rancia de tanto repetirla. El bebé al nacer también hereda ese retroceso de la especie humana, allí predominan los oscuros nubarrones de la hipocresía y la indiferencia, el sentido de inequidad aquí se agudiza. Esta troupe es parte del cambalache de compra/venta y los vas a ver en esa pantalla de tu casa y el aparatito sostenido en la mano, mágicamente se los ve sonrientes prometiendo banalidades. Suelen reaparecer cada dos años gesticulando promesas ya incumplidas. Esta “profesión” de ser candidato de, es hereditaria, los nombres de los bufones se repiten; aclaro: los bufones en la Edad Media eran personas, generalmente de aspecto grotesco, se encargaba de divertir a la corte con historias graciosas y chistes. Aquí se sigue divirtiendo a la corte que los designa candidatos, lo triste es que quien los observan y escuchan son los sometidos, que incluso, están obligados a votar y elegir uno entre tantos. Aunque ya somos cada vez menos los observadores y escuchas, pero igual te obligan a que vayas y elijas uno. Se reiteran los apellidos, triste destino el de los pueblos que leen y escuchan los nombres de siempre. Si el abuelo ha prometido y no cumplió, porque ha de hacerlo el hijo o el nieto, (lo expreso en masculino pero léase unisex). Como revela Heidegger son individuos interpretados, no opinan por sus propias ideas, transmiten o repiten ideas de otros, de sus “patrones” que no son más que aquellos pocos, “dueños” de las riquezas naturales que necesitamos para nuestra subsistencia. Sus oratorias son inexpresivas, fuera de todo contexto y realidad. Por detrás de ellos podemos observar y percibir el vapor, el aroma a corrupción. A pocas cuadras donde montan su escenario hay ciudadanos sin los servicios básicos adecuados, el gobierno, en el que ellos mismos participan, jamás ha previsto mejorar la calidad de vida de esas personas. Lo que es más grave, las ha empeorado.
Voy a considerar que nos llamemos hermanos el día que todos tengan acceso por igual a: tierra, vivienda, confort, alimentos, salud y educación, sin distinciones, sin privilegios, sin explotados ni explotadores, sin oprimidos ni opresores. Recordemos que el Capital (que somete y domina países y a sus bufones) acumularon sus riquezas invadiendo, colonizando y provocando imperdonables genocidios, más de setenta millones de humanos de comunidades de América y otros tanto de África, sometidos y exterminados; “el Capital chorrea lodo y sangre” (Carlos Mark, El Capital).
Estos bufones a quienes tenemos que votar, solo administran intereses de ese Capital, hacen que nos mantengamos divididos, padeciendo sus decisiones y maneras de manipular. Con sus discursos vacíos refuerzan el concepto vertido por el filósofo Jean Paul Sartre en su prólogo del libro “Los condenados de la tierra” de Frantz Fanon; “… ustedes saben bien que somos explotadores. Saben que nos apoderamos del oro y los metales y el petróleo de los "continentes nuevos" para traerlos a las viejas metrópolis…”, precisamente Fanon señala: “Para liberarse de ella, acaban por matarse entre sí: las tribus luchan unas contra otras al no poder enfrentarse al verdadero enemigo y, naturalmente, la política colonial fomenta sus rivalidades…”. Estos bufones en sus denominadas “campañas” fomentan esas diferencias en favor del Capital que representan, jamás representan al pueblo. Un niño que nace hereda mezquindades, opulencias y exclusión.

Cuando el niño
que pide para comer
tome en sus manos
la justicia
vos…
hipócrita
lo llamarás delincuente.

Roberto Moscoloni

José Luis Trejo

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