jueves, 7 de abril de 2011

¿La educación pierde frente a los medios y las TICS?

El prestigioso educador israelí Eliahu Kehati, (que pasó una temporada en el Perú dirigiendo el colegio León Pinelo) reflexiona sobre las posibilidades que tiene la educación frente a la monumental fuerza de la informática, internet y los medios de comunicación. Dice que ya no es novedad escuchar que el uso intensivo de la TV e Internet vienen a  cuenta de otras actividades educativas como el deporte, lectura, juegos o actividades sociales juveniles y comunitarias. Pero además, están produciendo un debilitamiento de los valores y referentes sociales que llevan a la confusión entre el bien y el mal, como explica el filósofo francés Paul Virilio. La informática trae beneficios pero también peligros: desempleo,  especulaciones financieras, desinformación social, etc. Por su parte los medios de comunicación aportan, no poco, al debilitamiento de la habilidad lectora, la reducción del número de visitantes a las bibliotecas, museos, actividades sociales, etc.  Tenemos servicio a domicilio con gran rapidez.  También el mundo del comercio se ha transformado. La revolución comercial en nuestros días, con ayuda de los medios de comunicación (TV, radio, periódico, publicidad, etc.) lleva a los consumidores a demandar más de lo que necesitan. Para ello se les ofrece a través de Internet múltiples ilusiones  compensatorias, creando un mundo virtual lleno de ilusiones como reemplazo de la realidad. Esas compras vienen asociadas además a la idea de que eso da status y genera una sensación de pertenencia social. Todos compran, todos nos parecemos, todos pertenecemos, y todos estamos "in". En esencia, son otros los que piensan y crean necesidades a través de los medios de comunicación y la gente se limita a consumir. No sorprende por tanto el debilitamiento del sistema educativo frente a los medios de comunicación. Cuando el ranking domina la cultura y la publicidad define los valores, la educación no puede hacer mucho. El sociólogo americano David Reizman habla de "la muchedumbre solitaria" para referirse a esta actitud de ser individuos pero haciendo lo que todos hacen en aras de ser socialmente adaptados y aceptados. El niño aprende que todo lo que tiene, su personalidad, talentos o acciones, no tienen un valor en sí mismos, sino solo en la medida que eso impresiona a otros. Frente a eso la educación, -que siempre ha estado desfasada de los avances de la cultura, ciencia, tecnología, economía, ciencias sociales- sigue respondiendo con las (obsoletas) herramientas del pasado. Pero si por alguna razón se producen presiones sociales o políticas para modernizar la educación, lo que hacen las autoridades es agregarle ingredientes (paliativos) de distintas  formas, como talleres, nuevos contenidos curriculares, salones de cómputo, de modo que su presencia tranquilice a la opinión pública haciéndole creer que  se están haciendo grandes avances. La escuela seguirá convirtiendo los valores o actitudes sociales en contenidos curriculares que tan solo preparan a los niños para ir a la universidad en vez de ser experiencias que pueden ser vividas e interiorizadas intelectualmente. La sociedad los educará para ser cada vez más egoístas en lugar de ser creativos en la promoción del cambio social y mejoramiento del mundo. Por lo tanto los colegios deberían cultivar la personalidad a partir de la confrontación con los problemas de la sociedad y cultura determinada, y ayudar a los alumnos para que puedan enfrentar estos problemas. De no movilizarse simultáneamente padres, instituciones, profesores, políticos y otros factores relevantes para alcanzar una educación significativa, será poco lo que se avanzará. Por eso la postura de Kehati es un tanto pesimista, no respecto a las capacidades de la educación, sino respecto a la existencia de un liderazgo político con visión y coraje político para llevar a cabo una verdadera acción transformadora que rompa las dificultades que devienen del interior y  del exterior del sistema educativo que se resiste a cambiar. Fuente: http://www.trahtemberg.com/ Leon Trahtemberg: Egresado de Ingeniería Mecánica, UNI. Especialización en Administración de la Educación, Univ. de Lima. Egresado del Magíster en Administración de Empresas, Univ. del Pacífico. Magíster en Educación, Univ. Hebrea de Jerusalem. Doctor Honoris Causa de las Universidades Particulares de Chiclayo, Cajamarca, San Pedro de Chimbote y Santiago Antúnez de Mayolo de Barranca. Miembro del Consejo Nacional de Educación desde el año 2001 y reelegido en el 2007.

CHARLA TÉCNICA

Viernes a la noche. En el club Buena Parada era día de asado y charla técnica previa al partido del domingo. La carne, que era poca, se había terminado hace rato. El vino, que era mucho, también. Sólo quedaba un vaso con poco más de la mitad de clarete. El DT ya había puesto la vista en él, como gran estratega que era en la cancha, comenzó a despejar la mesa para usarla de “pizarrón” e iniciar la charla técnica. Los vasos vacíos fueron usados como jugadores y los distribuyó, desde su perspectiva, de derecha a izquierda; el arquero, cuatro defensores, tres volantes, tres delanteros, estaba claro el 4-3-3. El vaso que contenía el vino marcaba la posición del 8, que casualmente era el dueño de ese vaso y su preciado contenido. El DT mueve los vasos señalando que movimientos debe realizar cada jugador durante el juego. En un momento dice, vos que sos el 8 tenés que hacer la diagonal hacia la izquierda, tomando el vaso con el vino lo desplaza hacia ese sector del imaginario campo de juego. El jugador titular de se puesto y del vaso, demostrando su capacidad para anticipar la jugada recupera su vaso y desanda la diagonal comentando con palabras y mirada firme, yo me muevo para donde usted quiera pero el vaso déjelo donde estaba. Ese domingo Buena Parada ganó el partido, el 8 fue la figura tirando diagonales, el próximo viernes habrá nuevamente poco asado, mucho vino y el DT sueña tener su revancha.