A 194 años la declaración de la independencia, girando la vista hacia la historia, los hechos son contundentes. En el gobierno de la nación se alternaron civiles y militares. Algunos se fueron antes de cumplir mandatos o los sacaron, otros dejaron verdaderos agujeros negros en la vida política, económica y social, otros usaron la fuerza para el exterminio y la estafa. La mayoría hicieron sus negocios. La política es algo serio si se actúa con responsabilidad y compromiso, sin ambiciones de bolsillo. Fueron, unos cuantos (¿19?) presidentes civiles y otros tantos (¿16?) presidentes militares. A las dictaduras de los generales y coroneles, se suman las dictaduras de los grupos financieros, va de unos a otros la diferencia que media entre el asalto a mano armada y la estafa. Mientras que en los países totalitarios el pueblo es un esclavo sin voz ni voto, en las “democráticos” es un paralizado con la ilusión de la libertad, al que las pandillas financieras usurpan la voluntad hablando de sus mandatos. Estas crisis que hemos vivido proviene de que el Estado no ha sabido limitar el poder de la finanza, sino que ha sido limitado por ésta. Propongo un auténtico ideal democrático, el sometimiento de las fuerzas de las finanzas al interés colectivo, el Estado que queremos debe ser fuerte para hacernos libres. No el Estado totalitario cuyo fin es ahogar al hombre para realizarse, sino el Estado que ahoga la tiranía del dinero para realizar al hombre. Escribió Arturo Jauretche: “necesitamos liberar la nación para liberarnos dentro de ella” A esto debemos sumarle las cuatro virtudes cardinales de las que habla José Ingenieros : "prudencia, templanza, coraje, justicia, la independencia moral es el sostén de la dignidad".
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