En Neuquén hace 11 años, el 9 de junio de 2000 se apagaba la vida de Silvia Rogetti, profesora de educación física, tenía 29 años. Una malla metálica saliente que separaba el sector de clases de otro en construcción le atravesó un ojo, afectándole el sistema nervioso central.
Silvi era activista y siempre concurría a las marchas aunque estaba en contra de la violencia, luchadora por los derechos laborales propios y de todos. Ocupada en sus objetivos pedagógicos, en las necesidades de sus alumnos y del barrio donde vivían; una trabajadora consecuente de sus dichos en sus actos.
Fue una víctima mas de una obra pública en un edificio público, en este caso una escuela. En esos negociados en el que funcionarios corruptos amparan y favorecen a empresarios repartiéndose ganancias a costa de vidas.
Las ganancias, los retornos, la propiedad privada están por sobre la vida de los trabajadores. Si el accidente se hubiera llevado la vida de un alumno, seguramente los maestros serían los primeros acusados, del mismo modo que se los acusa de los problemas educativos que causa la política de Estado.
Miremos donde trabajamos, donde juegan nuestro alumnos, que la muerte de Silvia y de tantos otros compañeros solidarios, luchadores y comprometidos sea la bandera, el estandarte de la alegría de estar juntos y la memoria nos acompañe de todos modos y a todos lados A pesar de la tristeza, la indignación seguiremos vivos para persistir en los pasos que Silvia no podrá dar.
Silvi era activista y siempre concurría a las marchas aunque estaba en contra de la violencia, luchadora por los derechos laborales propios y de todos. Ocupada en sus objetivos pedagógicos, en las necesidades de sus alumnos y del barrio donde vivían; una trabajadora consecuente de sus dichos en sus actos.
Fue una víctima mas de una obra pública en un edificio público, en este caso una escuela. En esos negociados en el que funcionarios corruptos amparan y favorecen a empresarios repartiéndose ganancias a costa de vidas.
Las ganancias, los retornos, la propiedad privada están por sobre la vida de los trabajadores. Si el accidente se hubiera llevado la vida de un alumno, seguramente los maestros serían los primeros acusados, del mismo modo que se los acusa de los problemas educativos que causa la política de Estado.
Miremos donde trabajamos, donde juegan nuestro alumnos, que la muerte de Silvia y de tantos otros compañeros solidarios, luchadores y comprometidos sea la bandera, el estandarte de la alegría de estar juntos y la memoria nos acompañe de todos modos y a todos lados A pesar de la tristeza, la indignación seguiremos vivos para persistir en los pasos que Silvia no podrá dar.
este año estamos organizando un homenaje en la FaHCE-UNLP. para el congreso de E. F. seguramente, por si están interesados
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