sábado, 22 de mayo de 2010

Aventurero de palabras


Ando leyendo esto, aquello. Voy para allá, vengo.
Subo, bajo, desando el camino, lo reinicio.
Eso soy aventurero de palabras, algunas me
provocan pánico, otras tristeza, emoción,
bronca, deseos. Casi todas tienen dueño,
casi, digamos que ninguna, para que eso no ocurra
algunas se disfrazan y cambian.
Pero en esta aventura de leer
hay un aventurero que las seduce,
ellas, embelezadas acuden. A ese aventurero
lo voy a nombrar. Al leerlo las palabras que utiliza
me provocan una gran calidez
y una fuerte esperanza.
La misma calidez del crepitar
de un fueguito en una
casita solitaria en los campos pampeanos del
Caleu Caleu, del Lihuel Calel, del Cura Co.
La misma esperanza que ese mate
cebado por el paisano amigo que
encendió ese fueguito.
ese aventurero es don Edgar Morisoli...y
la aventura de leer no terminó ahi,
no, aún no había empezado.-

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